Monday, November 11, 2013

Friday, September 27, 2013

Un repertorio imprevistamente variable



Todo depende del humor del momento, porque nunca se me ocurriría elegir un cierto tipo de historia; apenas apago o apagamos la luz y entro en esa segunda y hermosa capa de negrura que me traen los párpados, la historia está ahí, un comienzo casi siempre incitante de historia, puede ser una calle vacía con un auto que avanza desde muy lejos, o la cara de Marcelo Macías al enterarse de que lo han ascendido, cosa hasta este momento inconcebible dada su incompetencia, o simplemente una palabra o un sonido que se repiten cinco o diez veces y de los cuales empieza a salir una primera imagen de la historia. A veces me asombra que después de un episodio que podría calificar de burocrático, la noche siguiente la historia sea erótica o deportiva; sin duda soy imaginativo, aunque eso se note solamente antes de dormirme, pero un repertorio tan imprevistamente variable y rico no termina de asombrarme. Dilia, por ejemplo, por qué tenía Dilia que aparecer en esa historia y precisamente en esa historia cuando Dilia no era una mujer que de alguna manera se prestara a una historia semejante; por qué Dilia.

Julio Cortázar, Las historias que me cuento.

Tuesday, September 24, 2013

Bailar, escribir


Una noche, mientras me estaba sirviendo, mi amigo camarero, Laurent, que trabaja en la Brasserie Champs du Mars cerca de la Torre Eiffel, me habló de su vida.

—Trabajo de diez a doce horas, a veces catorce —me dijo— y después de media noche me voy a bailar, bailar, bailar hasta las cuatro o cinco de la mañana, y me acuesto y duermo hasta las diez y luego arriba a las once a trabajar diez o doce horas y a veces quince.

—¿Cómo consigue hacerlo? —le pregunté.

—Fácilmente —dijo—. Dormir es estar muerto. Es como la muerte. Así que bailamos, bailamos para no estar muertos. No queremos que eso ocurra.

—¿Qué edad tiene usted? —le pregunté.

—Veintitrés —me dijo.

—Ah —deje, y lo tomé gentilmente por el codo—. Ah. Veintitrés, ¿no?

—Veintitrés —dijo sonriendo—. ¿Y usted?

—Setenta  y seis —dije—. Y yo tampoco quiero estar muerto. Pero no tengo veintitrés. ¿Qué puedo hacer?

—Sí —dijo Laurent, inocente y todavía sonriendo—, ¿qué hace usted a las tres de la mañana?

—Escribir —dije al cabo de un momento.

—¿Escribir? —dijo Laurent asombrado—. ¿Escribir?

—Para no estar muerto —dije—, como usted.

—¿Yo?

—Sí —dije, sonriendo ahora—. A las tres de la mañana escribo.


Ray Bradbury, introducción a El hombre ilustrado.

Saturday, September 21, 2013

Como el agua de la profundidad




A veces, cuando nado, lamento no tener un cuaderno, un lápiz, una hoja donde anotar los pensamientos que se suceden como si fueran sueños.

A veces, cuando nado, pienso. Y me alejo de ese ir y venir, esa repetición cansina: respiración músculo movimiento. Respiración músculo movimiento

A veces, horizontal, corrijo algún cuento, repito como un mantra un párrafo, una frase, buscando una palabra.

En los sueños, el tiempo no pasa. Transcurre distinto, como el agua de las profundidades de un lago, que se mueve aunque no sigue la pendiente del río sino que circula al azar en un espacio cerrado.

Brazada, respiración, brazada, y la mano sumergida en la transparencia blanda.

En los sueños, el tiempo no pasa. Transcurre distinto, como el agua de la profundidad de un lago, que se mueve aunque no sigue la pendiente sino que circula al azar en un espacio cerrado.

Burbujas solitarias.

En los sueños, el tiempo no pasa. Transcurre distinto, como el agua de la profundidad de un lago, que se mueve aunque no sigue una pendiente sino que circula al azar en un espacio íntimo.

El agua diáfana, clorada.

Pero. En el fondo del lago el agua no circula al azar sino que se mueve vaya a saber uno por qué cosa. 

Brazada, respiración sumergida en la transparencia blanda.

En los sueños, el tiempo no pasa. Transcurre distinto, como el agua de la profundidad de un lago, que se mueve aunque no sigue una pendiente sino que circula cerrada en un espacio íntimo.

Venecitas, impulso, envión.

En pocos minutos, uno puede ver una historia que llevaría páginas y páginas escribir y sólo se da cuenta de lo que duró cuando, al abrir los ojos, mira en el reloj las agujas.

La mano, la transparencia blanda.

En pocos minutos, uno puede ver una historia que llevaría páginas y páginas escribir y sólo se da cuenta de lo que duró cuando, al abrir los ojos, mira en el reloj las agujas de la penumbra.

Burbujas.

En los sueños, el tiempo no pasa. Transcurre distinto, como el agua de la profundidad de un lago, que se mueve aunque no sigue una pendiente sino que circula cerrada en un espacio íntimo.

Thursday, August 8, 2013

Anoche

Subo a un edificio.
Voy a ir a una fiesta y una chica me recibe en la terraza del rascacielo. Toco un botón y siento, sobre la espalda, los brazos y la nuca, como se me acoplan partes mecánicas del dispositivo que me llevará a ese lugar.
Luego, como mediante una propulsión suave, levanto vuelo, pero cuando estoy alto, me aburro, desconecto el propulsor y caigo, de manera furiosa, sintiendo el viento en la cara y esa sensación de libertad y euforia del que cae sin poder detenerse.
Y más tarde, o inmediatamente después, tras aterrizar y saludar a los que esperan abajo (mi familia), abro los ojos con una sensación de placer y bienestar.

Wednesday, August 7, 2013

Repetirse


Conoció otras mujeres. Se acostó con ellas, intentando sin lograrlo recuperar las sensaciones de aquella tarde en ese hotel barato. Sintiendo cada vez que la próxima sería mejor. Frustrado apenas quitarse la ropa, con el convencimiento de que lo que buscaba no era un rasgo físico, ni un estado de ánimo. Descubriendo, a su pesar, que los recuerdos no vuelven: el tiempo los esmerila.
Se repitió en mujeres tatuadas, estudiantes de filosofía, depresivas, pero en ninguna encontró el brillo de la supuesta Gabriela. 

Thursday, August 1, 2013

Tuesday, July 9, 2013

Seguime


Foto de Ralph Pace.

Saturday, July 6, 2013

Camalotes



Porque somos como camalotes en un estanque enorme. 

A veces el viento nos empuja, nos lleva a tocarnos sólo un momento y luego volvemos a flotar solos.

Monday, June 17, 2013

Tuesday, June 4, 2013

Flotar en el aire



Habría que saber cómo flotan en el aire de sus sueños los que nunca intentaron aprender a nadar. En mi experiencia, siempre es uno el que flota o nada, y si hay algún otro personaje, está para admirar, desde abajo, el propio vuelo o la marcha de uno mismo en el aire. A veces estas escenas se hacen más verosímiles y el vuelo se sustituye por natación en ciudades sumergidas bajo un agua cristalina.  

Fogwill, La gran ventana de los sueños

Saturday, June 1, 2013

Ciertos anocheceres de junio


Así hablamos de la Sicilia eterna, de la Sicilia de las cosas de la naturaleza, del perfume del romero en los Néborodi, del sabor de la miel de Melilli, del ondear de las mieses en un día ventoso de mayo, como se ven desde Enna, de las soledades alrededor de Siracusa, de las ráfagas de perfume vertidas sobre Palermo por los naranjales en ciertos anocheceres de junio. Hablamos del encanto de ciertas noches estivales a la vista del golfo de Castellammare, cuando las estrellas se reflejan en el mar que duerme y el espíritu del que se ha tumbado entre los lentiscos se pierde en el torbellino del cielo, mientras el cuerpo, tendido y alerta, teme que se acerquen los demonios.

Giuseppe Tomasi di Lampedusa 

Monday, May 20, 2013

Hoy


Pompas


Hubo un día de sol. Cósimo con una escudilla se puso a hacer pompas de jabón sobre el árbol, y las soplaba por la ventana, hacia la cama de la enferma. Mamá veía aquellos colores del iris volar y llenar el cuarto y decía: «¡Oh, qué juegos os traéis!», y parecía cuando éramos niños y desaprobaba siempre nuestras diversiones por demasiado fútiles e infantiles. Pero ahora, quizá por primera vez, disfrutaba con un juego nuestro. Las pompas de jabón le llegaban hasta la cara y ella, con el aliento, las hacía estallar y sonreía. Una pompa se posó en sus labios y quedó intacta. Nos inclinamos sobre ella. Cósimo dejó caer
la escudilla. Estaba muerta.

Italo Calvino, en El barón rampante.

Sunday, April 21, 2013

Transitorio


Todo es probablemente real, pero si a veces lo concebimos como irreal, es porque lo consideramos transitorio. Únicamente a los sueños los consideramos como absolutos, y de la realidad sabemos que es relativa y transitoria. Así que mientras soñamos, creemos más en la realidad del sueño que lo que creemos en la vigilia de la realidad del mundo.

J.J. Saer, en La grande

Tuesday, April 9, 2013

Dos minutos





"Me obsesiona la composición. Las Meninas, de Velázquez, es el misterio absoluto. No lo comprendo y, por lo tanto, toda vez que lo miro me trastorna. Tal vez sea preciso renunciar a saber y explicar. Limitarse a mirar. La gente identifica, pero no mira. La observo en las exposiciones. Pasa uno o dos minutos frente a un cuadro con los auriculares puestos; exactamente lo que dura la perorata. ¡Pero no somos estudiantes de paleografía! La pintura se dirige, ante todo, a la emoción, a la sensibilidad, a la vista. La historia viene después".

Henri Cartier Bresson

Sunday, February 10, 2013

Religiosamente saeriano

Yo siempre digo que las razones por las que creemos en una ficción son idénticas a las que creemos en un Dios. 

Creemos en un Dios porque su existencia le da un sentido el mundo, le da una estructura, y la ficción hace lo mismo, estructura el mundo, un mundo que está hecho a base de experiencias inconexas, fragmentarias, dispersas, la ficción las reúne en un modelo que no significa sino que irradia un sentido múltiple, como que tornasola, como que el sentido está ahí, lo intuimos y de pronto se apaga, de pronto reaparece, de pronto deslumbra, hay una luz fluctuante, la lucidez y la luz vienen de la misma raíz, la lucidez mental y la luz que nos alumbra, eso es la ficción, exactamente lo mismo que pasa cuando creemos en Dios, le da un sentido al mundo, una finalidad... 

Yo prefiero creer en las ficciones más que en Dios.



Dijo Juan José Saer, en una entrevista de Andrea Stefanoni y Damián Lapunzina.