Wednesday, September 26, 2012

Una especie de necesidad

Cuando más profundizo en mi propia obra, menos atractivos se vuelven los problemas teóricos. Cuando recordamos las obras que nos han conmovido, descubrimos que siempre han sido escritas por una especie de necesidad. Hay algo que nos atrae, una invitación humana que nos despierta el deseo de escuchar la obra. Quizás tenga poco que ver con la literatura.

George Bataille escribió sobre esto en su prólogo a El azul del cielo. El dice que todo libro real nace de un momento de pasión y luego pregunta: "¿Cómo podemos leer libros que no nos sentimos ansiosos de leer?". Creo que tiene toda la razón: siempre hay algo impreciso que nos hace atender la obra de un autor, algo que no podemos definir, pero que resulta fundamental.

Paul Auster en una entrevista que le hizo el crítico Joseph Mallia.

Hoy

Saturday, September 15, 2012

Agua fría

Salavín cayó en una profunda meditación. Edouard fue comiéndose todas las almejas y vació su doble de cerveza. Salavín seguía soñando; con la barbilla apoyada en el pecho. En cierto momento su cara tomó una expresión tan penosa que Edouard le puso una mano sobre el hombro.

— ¿En qué estás pensando?
— En nada, en nada —dijo sobresaltado Salavín. Y añadió, al cabo de unos segundos—: me estaba ahogando.
— ¿Ahogándote?
— Sí, con la imaginación. Muchas veces me sucede.
— ¿Ahogándote... en el agua?
— Sí, en el agua fría, por la noche.

No dijo nada más e incluso se despidió de Edouard con cierta brusquedad.


George Duhamel, en Dos hombres.

Saturday, September 1, 2012

Hoy


Trata de olvidarse.
Sentado sobre el cajón, mientras el tren va y viene de una terminal a la otra; cuando lustra los zapatos o se sumerge debajo de las polleras y con los ojos bucea la piel caliente de las chicas del instituto, o cuando de vuelta a casa intenta adivinar qué lleva cada uno de esos hombres en sus bolsos, adónde van, trata de olvidarse.
Pero hay cosas que quedan impregnadas dentro. Y por más que uno se esfuerce en cubrirlas con pensamiento, afloran; como cuerpos de un naufragio y flotan, atrapadas por recuerdos.

Oriol Angrill Jordá