Saturday, January 24, 2009

Ella pudo


Contuvo el aire. Metió primero una mano, después el brazo, luego la cabeza entera en el inodoro y, entonces sí, sumergió el cuerpo dentro del agua.

Exhaló por la boca y, relajada, pudo nadar.



Foto de Toni Frissell (1947).

Thursday, January 22, 2009

Para volverse a encontrar, o para encontrar algo

"Supongo que quiero decir que Kafka comprendía que los viajes, el sexo y los libros son caminos que no llevan a ninguna parte, y que sin embargo son caminos por los que hay que internarse y perderse para volverse a encontrar o para encontrar algo, lo que sea, un libro, un gesto, un objeto perdido, para encontrar cualquier cosa, tal vez un método, con suerte: lo nuevo, lo que siempre ha estado allí".

Roberto Bolaño

Wednesday, January 21, 2009

Friday, January 16, 2009

Algo mejor del otro lado

¿Y si en realidad uno puede? ¿Si es verdad, como en la película?, pienso y me quedo mirando el agujero del inodoro. Yo de pie, el agua transparente.

Aún no hice pis.

Me arrodillo, me levanto la manga de la remera y meto el brazo, en el agujero. Es incómodo, duele un poco pero no me desagrada.

Levanto la tapa, me aguanto las ganas de hacer pis y sumerjo la cabeza, lo más que puedo, dentro de ese espacio, que suele ser asqueroso, pero que hoy, con los ojos cerrados, los labios bien juntos como para que no entre agua, las manos agarradas, fuerte, a los bordes del inodoro, me agrada. Y me quedo así.

No respiro. resisto, dado vuelta, sin pensar. A veces, no es bueno pensar. Y de repente la cabeza hacia atrás la boca abierta me falta el aire me ahogo toso y trato de respirar como sea el pelo chorrea el agua cae sobre los azulejos blancos vuelvo a meter la cabeza trato de que mi cuerpo entre todo ahí en ese agua quiero sumergirme en la sensación que no me desagrada pero no puedo no llego mi cuerpo no entra o la sensación no existe o está muy lejos o algo así me duele el cuello me estoy lastimando el cuello con los bordes del inodoro que se mueve ahora lo único que falta es que esta mierda se parta al medio y yo termine así suicidado sangrante al tratar de descubrir si ahí bien profundo más al fondo de lo que podemos ver hay algo mejor que todo esto que todo lo de afuera que todo lo que no está dentro de ese agua transparente, tibia e inanimada.

Thursday, January 15, 2009

Es tan rica la langosta



"Por muy aturdida que esté, una langosta suele volver alarmantemente a la vida cuando uno la mete en agua hirviendo.

Si uno vuelca el recipiente dentro de una olla humeante, la langosta intentará agarrarse de los bordes o incluso enganchar las pinzas en la olla, como una persona que intenta no caerse desde el borde de un tejado.

Peor es cuando la langosta está completamente sumergida. Cuando tapás la olla y te das vuelta y oís el repicar y el claqueteo de la tapa que el animal intenta levantar a empujones. O cuando escuchás como las pinzas de la criatura arañan los costados de la olla mientras, sabés, se retuerce.

La langosta, en otras palabras, se comporta más o menos como nos comportaríamos vos y yo si nos echaran en agua hirviendo (con la excepción obvia de gritar). Una forma menos delicada de decir esto es que la langosta actúa como si estuviera sintiendo un dolor terrible, lo que provoca que algunos cocineros tengan que salir de la cocina y llevarse con ellos uno de esos pequeños relojes de horno de plástico a otra habitación y esperar allí hasta que todo el proceso haya terminado".


David Foster Wallace, en Hablemos de langostas

Monday, January 12, 2009

Un tarro transparente

Sí, está bien, le dice mi prima a mi mamá en un tono que no escucho pero supongo a media voz, confiado pero expectante, casi temeroso. Perá un segundo, le dice y se queda en silencio. Perá que mi mamá está pasando por adelante mío (no dice delante de mí, dice adelante mío) con un tarro. Un tarro transparente con formol y el riñón de mi papá.

¿Cómo?, pregunta mi mamá y repite, en voz alta, para los demás que estamos alrededor del teléfono, ¿un tarro con el riñón? Mi hermana pone cara de asco. Yo abro los ojos, tanto, y me imagino uno de esos tarros de mayonesa, grandes. Qué asco, dice mi hermana. Mi mamá sigue hablando. Después nos explica.

Le extrajeron el riñón, completo. Luego, los médicos dijeron que había que hacerle unos estudios al riñón. Lo metieron en un tarro, con formol. Y se lo dieron a mi tía. Mi tía envolvió el tarro con papel de diario, porque le daba asco, y lo guardó en el cajón de abajo de la heladera, ahí donde van las verduras.

Lo que no le dijo mi tía a mi mamá es dónde pusieron las verduras. Quizás no había verduras.

Mi tío está bien.

Tuesday, January 6, 2009

Tío


Mi tío es un tipo especial. Es un tipo tranquilo, es el tipo más tranquilo que conozco.

Octubre del año pasado. Mi tío maneja a velocidad media por una avenida de Mendoza Capital; vive en Guaymallén, a unos diez minutos de Mendoza Capital. Un auto viene del costado y lo choca. El auto de mi tío vuelca. Él no se acuerda, pero la nota que salió en el diario Uno al día siguiente dice que mi tío, con el cinturón puesto, cabeza abajo, respondió, una por una, las preguntas que le hicieron los curiosos que se juntaron a ver qué pasaba. El diario no decía si lo que respondió mi tío tenía relación con lo que le preguntaban los curiosos.

Mi tío va al hospital. Después de un choque tan violento, uno tiene que ir al hospital para que le hagan estudios. Estudios. Un médico dice que tiene un tumor del tamaño de una mandarina en la cabeza, cerca del cerebro. Lo descubren de casualidad. Lo operan. Le extirpan el tumor.

**

Mi tío es geólogo. Habla poco. Da clases, o daba, en la Universidad Nacional de Cuyo. Una vez me invitó de camping y fuimos en una camioneta del Conicet a la orilla de un río verde, casi turquesa, que bordeaba una montaña de tierra roja. Acampamos al aire libre.

Antes de dormir, mi tío me dijo: tomá, por si escuchás un ruido. Me dio un facón y uno de esos picos que usan los geólogos y dijo: buenas noches, y se fue a dormir. Yo me quedé atento, a ver si alguien ahí, en medio de la nada, venía a robarnos la camioneta, la comida o los bolsos. Me desperté de golpe, supongo que porque había escuchado algo. Metí la mano debajo de la almohada y agarré el facón. Abrí los ojos, pero era de día y el ruido lo había hecho mi tío, que tomaba mate junto a la carpa.

Podés lavarte la cara en el río, dijo. ¿Y el pelo?, pregunté citadino. Se rió. Fui, me lavé el pelo en el agua transparente, veía las piedras del fondo. Metí la cabeza. De golpe, sentí como agujas. Miles de agujitas que se me clavaban, al mismo tiempo, profundas en el cráneo. El agua estaba helada. Saqué la cabeza, mareado. Mi tío se reía en silencio. ¿Estás loco?, me preguntó. El resfrío me duró tres días.

Mi tío habla poco pero esa vez, mientras me secaba el pelo con una toalla, me contó que en el 83 hubo rumores de golpe de estado. Había que hacer algo. Y él hizo. Junto con otros compañeros, robó una tonelada de trotyl, que usaban en las campañas para dinamitar montañas, y la escondió, vaya a saber uno dónde. La idea era usarla para explotar no sé qué puente, en no sé qué parte del Sur. Cuando me lo contó, se me puso la piel de gallina. Me sentí orgulloso. Supongo que porque creo que yo no me habría animado a hacer algo así. Mi tío es revolucionario. Pero en serio.

La semana pasada a mi tío le descubrieron otro tumor. Esta vez, en un riñón. Vio a dos médicos. Uno le dijo que tenían que extraerle un riñón. Otro de los médicos le dijo que quizás no fuera necesario, que había que ver. El sábado lo llamé. La voz calma, me dijo que estaba tranquilo, que había que esperar. Lo operan el miércoles.

Saturday, January 3, 2009

Friday, January 2, 2009

Un teorema no compite con la vida


"La vida es monstruosa, infinita, ilógica, abrupta e intensa; en cambio una obra de arte es nítida, finita, autosuficiente, racional, fluida y castrada. [...] Un teorema no compite con la vida; y un teorema es un justo y luminoso paralelo de una obra de arte. Ambos son razonables, ambos falsos en relación con los hechos brutos; ambos inherentes a la naturaleza, aunque ninguno la representa. La novela, que es una obra de arte, existe, no por sus semejanzas con la vida, que son forzadas y materiales [...] sino por su inconmensurable diferencia con ella...".

Robert Louis Stevenson, en Comentarios informales acerca de la novela.