Wednesday, December 29, 2010

Avión


Pero está ahí, dice el chino, traje gris, camisa bordó, en un idioma que no necesito entender, y pide por favor, las manos juntas como si estuviera rezando, y la azafata: no, con la cabeza.

El chino apoya la nariz en el vidrio, señala el avión y explica en un inglés rudimentario que su vuelo a China sale después de éste, Distrito Federal, San Francisco, San Francisco, China, dice en una sucesión de nombres sin idioma, si pierde uno, pierde el otro. Usted no entiende a mí.

La azafata, perfecto inglés, yo recién he acabado de llamar y ellos dijeron que ellos no pueden esperar.

Confieso, imagino reacción brutal, patada merecida y violenta a la cabeza de la morocha, agarrón de pelo, sacudida hacia abajo, ruido del cráneo contra las cerámicas, manchas de sangre sobre el vestidito azul, la corbata roja, gritos, guardias de seguridad sacando al chino que patalea con la camisa abierta, insultando en un idioma incomprensible.

Pero no. Paciencia oriental.

Y mira hacia donde estoy yo, dice: avión perdido.

Miro hacia atrás. No hay nadie. Vuelvo a mirarlo y hace que sí, con la cabeza. Debe haberse dado cuenta de mi atención, de que estoy describiendo su tragedia con una lapicera. Soy la única persona en este aeropuerto de miles de kilómetros cuadrados con quien puede compartir su desgracia.

Avión perdido, y mueve las manos.

Con la lapicera entre los dedos, también muevo las manos.

Como diciéndole: Qué hijos de puta los de la aerolínea.

Y él, como si entendiera, afirma con la cabeza. Sonríe triste.

Avión perdido, vuelve a decir, y mira el piso.

Friday, December 24, 2010

Hoy


Se pone de costado y se acerca y te abraza. Pero sentís su cabeza, su pecho y sus brazos como si sólo fueran pelo, piel y huesos.

Melissa Bank, en Manual de caza y pesca para chicas.

Monday, December 13, 2010

Porque ahora todo está mediatizado


Y si uno va a ver una banda o visita un lugar tiene que sacar fotos, miles de fotos.

Sin embargo.

Dice Werner Herzog que existen momentos de gran intensidad y nuevas percepciones.

"Esos momentos nunca los voy a grabar, ni me gustaría registrarlos con la cámara. Porque cuando filmás algo se vuelve desechable, lo podés dejar en la sala de proyección, lo podés grabar en un DVD y mandarlo lejos. Por eso hay ciertos momentos en los que uno está solo con lo que experimenta".

Y también dice, Herzog, que prefiere mantener esos momentos bien distinguidos.

"Y libres".