Habría que saber cómo
flotan en el aire de sus sueños los que nunca intentaron
aprender a nadar. En mi experiencia, siempre es uno el que flota o
nada, y si hay algún otro personaje, está para admirar,
desde abajo, el propio vuelo o la marcha de uno mismo en el aire. A
veces estas escenas se hacen más verosímiles y el vuelo
se sustituye por natación en ciudades sumergidas bajo un agua
cristalina.
Fogwill, La gran ventana de los sueños
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