Monday, December 28, 2009

Pequeño mundillo literario


Fogwill dice que la carrera del escritor es una carrera de fracaso. Porque a medida que el escritor tiene éxito, fracasa en cuanto productor de sí mismo.

En general las cosas que dice Fogwill no me resultan interesantes. En lo más mínimo. Creo que la mitad de las cosas las dice para irritar a alguien o en contra de algún otro. No me parece un pensador que tenga una profundidad verdadera. Un día dice algo, al día siguiente dice lo contrario. No, Fogwill, no me interesa.

¿Y en cuánto a su literatura?

Bueno, creo que tiene algunos cuentos interesantes. Pero que está muy por debajo de lo que su fama provocadora ha logrado. Como escritor está muy por debajo de lo que ha logrado gracias al pequeño mundillo literario que festeja cada una de sus pequeñas provocaciones.


Guillermo Martínez, en declaraciones exclusivas a medespertoungemido.

Sunday, December 27, 2009

Covers

Fui a ver una banda de rock, que hacía temas de otras bandas de rock que se hicieron famosas por cómo tocaban esos temas.

Sentí lo mismo que sentiría si algún escritor reversionara una novela de Dumas o de Faulkner, con las mismas palabras, pero cambiando los puntos y las comas de lugar.

Saturday, December 26, 2009

Navidad


Tal vez lo más siniestro de estas Navidades de consumo sea la estética miserable que trajeron consigo: esas tarjetas postales indigentes, esas ristras de foquitos de colores, esas campanitas de vidrio, esas coronas de muérdago colgadas en el umbral, esas canciones de retrasados mentales que son los villancicos traducidos del inglés; y tantas otras estupideces gloriosas para las cuales ni siquiera valía la pena de haber inventado la electricidad.

Todo eso, en torno a la fiesta más espantosa del año. Una noche infernal en que los niños no pueden dormir con la casa llena de borrachos que se equivocan de puerta buscando dónde desaguar, o persiguiendo a la esposa de otro que acaso tuvo la buena suerte de quedarse dormido en la sala. Mentira: no es una noche de paz y de amor, sino todo lo contrario. Es la ocasión solemne de la gente que no se quiere. La oportunidad providencial de salir por fin de los compromisos aplazados por indeseables: la invitación al pobre ciego que nadie invita, a la prima Isabel que se quedó viuda hace quince años, a la abuela paralítica que nadie se atreve a mostrar. Es la alegría por decreto, el cariño por lástima, el momento de regalar porque nos regalan, o para que nos regalen, y de llorar en público sin dar explicaciones. Es la hora feliz de que los invitados se beban todo lo que sobró de la Navidad anterior: la crema de menta, el licor de chocolate, el vino de plátano. No es raro, como sucede a menudo, que la fiesta termine a tiros. Ni es raro tampoco que los niños (viendo tantas cosas atroces) terminen por creer de veras que el niño Jesús no nació en Belén, sino en Estados Unidos.


Fragmento de "Navidades siniestras".
Gabriel García Márquez en El País, 24 de Diciembre de 1980.

Tuesday, December 22, 2009

Póker

"Narrar es como jugar al póker, todo el secreto consiste en parecer mentiroso cuando se está diciendo la verdad", dice Piglia que dice uno de sus personajes.

Monday, December 14, 2009

Abuela

La abuela no sabe jugar al truco. Juega a la básica. Los puntos los suma con porotos. Los rojos que son los más grandes valen uno. Los blancos, diez. Tiene montones de porotos. Algunos están sin la cáscara, porque hace un montón que los tiene. También sabe jugar al chin chón, que es más divertido que la básica. La básica es como la escoba de quince, pero con más cosas.

Los miércoles la abuela viene a casa. Temprano. Cuando me despierto, oigo su voz. Está en la cocina, habla con mamá y lo que dicen sale por la ventana de la cocina y entra por la de mi pieza. Siempre trae pescado. Algunos días también hace huevo frito, o papas fritas en esa sarten chiquita, que ya está negra de tanto que la usó.

En casa nunca jugamos a la básica. Porque yo siempre tengo los juguetes y los libros. Los fines de semana voy a la casa de ella. A veces, algún domingo, me quedo a dormir. Y ahí sí. A la tarde, cuando cae el sol, después de que ella baldea y prepara la cena, jugamos a la básica, o al chin chón, que es más divertido, con un tango de fondo, la estampita de Gardel sobre la mesada, y la sensación de que ella está contenta porque la vine a visitar.

Wednesday, December 9, 2009

Tiempo


Cuánto. No importa. Ella nada; disfruta de nadar. Y cuando nada, establece un vínculo con el agua que no se restringe a la relación cuerpo sustancia sino que abarca al tiempo, lo desmenuza, lo hace líquido y, de a poco, lo incorpora al recorrido.

Friday, December 4, 2009

Parientes

"A algunos espectadores les encanta quedarse en sus butacas a leer todos los nombres de los créditos. ¿Estarán buscando a un pariente?".



Francis Ford Coppola, en Esquire.

Thursday, December 3, 2009

La vena, la arritmia, el Caribe

Esto no te va a dormir. Relajate, dice la mujer de rulos y pelo colorado mientras me acaricia el brazo izquierdo y busca, con el dedo índice, el mejor lugar para clavarme la aguja.

Me molesta que haga eso, que me revise la vena.

Respiro hondo y siento el pinchazo y no, no me duerme, pero ahora tampoco me molesta la vena.

Vamos de paseo, dice y mueve la camilla. Estoy boca arriba, tapado con una manta y veo el techo del hospital, los focos de luz. Pienso que estoy en un capítulo de Doctor House. Me río. Me da un poco de vergûenza, porque me río en voz alta.

No me doy cuenta de que estoy drogado.

Entramos al quirófano. Suena música de telo. Pienso: ésta es música de telo. Me vuelvo a reír.

Soy el encargado de la anestesia, dice el gordo, con bigotes, que se encarga de la anestesia. ¿Cuánto medís y cuánto pesás? Y mientras una mujer me dice que no me asuste, esto es oxígeno, y me mete en la nariz dos tubitos: siento aire y digo que uno setenta y dos, aproximadamente sesenta kilos, aunque sé que él ya lo sabe, me lo preguntaron en la consulta previa sin pesarme ni medirme, así que no debe ser importante aunque el dato sirva para medir cuánta anestesia poner.

Y el gordo me pregunta si tengo problemas de alergia. Digo que no. La enfermera me pone en el dedo gordo de la mano izquierda una especie de broche y empiezo a sentir el pip, pip, pip, que indica que todavía estoy vivo. ¿Y problemas cardíacos, además de esta arritmia? Y trato de decirle que nunca me habían dicho que tenía una arritmia, pero me cuesta hablar con estos tubitos de mierda en la nariz. No te asustes. Es normal. No es algo patológico. Bueno. El gordo me cae bien. ¿Podemos empezar?, le dice al otro. Al pelado, y el pelado asiente con la cabeza.

El gordo se acerca con una jeringa enorme, llena de líquido blanco y, sonriendo, me pregunta si tengo ganas de ir al Caribe. Y pienso en el Caribe y después le digo que sí, claro.

Dale. Respirá hondo.

Y respiro y veo que él aprieta la jeringa y siento un frío, delicioso, que sube hasta llenarme los pulmones.