Saturday, June 1, 2013

Ciertos anocheceres de junio


Así hablamos de la Sicilia eterna, de la Sicilia de las cosas de la naturaleza, del perfume del romero en los Néborodi, del sabor de la miel de Melilli, del ondear de las mieses en un día ventoso de mayo, como se ven desde Enna, de las soledades alrededor de Siracusa, de las ráfagas de perfume vertidas sobre Palermo por los naranjales en ciertos anocheceres de junio. Hablamos del encanto de ciertas noches estivales a la vista del golfo de Castellammare, cuando las estrellas se reflejan en el mar que duerme y el espíritu del que se ha tumbado entre los lentiscos se pierde en el torbellino del cielo, mientras el cuerpo, tendido y alerta, teme que se acerquen los demonios.

Giuseppe Tomasi di Lampedusa 

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