A una gitana que fue mi amante, le pregunté en cierta ocasión si iba alguna vez al teatro o al cine. Su respuesta:
—Cuando tenía catorce años, dos hombres se pelearon a navajazos por mí. Uno mató al otro. Toqué al muerto: estaba muerto de verdad. Y el otro estaba vivo de verdad.
Esa es la diferencia entre la vida representada y la vida real.
La mía es real.
Klaus Kinski