Agarro fuerte la piqueta --una especie de bastón terminado en pico y pala-- y camino. Hace frío. Los crampones se clavan en el hielo. Sólo se oyen pasos y viento.
Camino sobre el glaciar. El suelo se angosta. Cada vez más. Debe haber un metro de lado a lado, yo en el medio. A derecha, a izquierda: precipicio.
En un momento, pienso o, en realidad, me doy cuenta.
Es un error. Acá, no hay que pensar. No hay que darse cuenta. Me detengo.
El miedo es algo más consciente y premeditado: esto es distinto. "Estoy cerca de la muerte". Me quedo quieto. No me muevo.
Pero no voy solo. Voy enganchado en una cordada de siete personas. Y, por suerte, el de adelante sigue. Y la soga tira y yo, no puedo hacer otra cosa, también camino.
El vacío, a ambos lados, queda atrás.
Sólo se oyen pasos, viento y, ahora también, mi respiración.
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2 comments:
Me hiciste escuchar tu respiración.
Me dio frío, chango.
muy bueno.
abrazo
y salud!
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