Sunday, November 7, 2010

Dos dólares


Y siempre usabas muchas sombra verde alrededor de los ojos. Te acercabas con tu vestido de seda crujiente. Como si hubieras sido hueca. Oías con tus ojos grandes. Y el primer día que pasamos a bordo no quise que gastaras dos dólares para alquilar una reposera. Ahora te dejaría. Ahora te dejaría hacer cualquier cosa Helen, ahora podrías alquilar dos o tres reposeras y yo no te diría una sola palabra. No era por el dinero, era porque tenías muy mal aspecto y pensé que te helarías de frío en la cubierta. Y nadie sabía lo enferma que estabas. Y tiré de la toalla. Te la arranqué de las manos cuando me dijiste que gastarías esos dos dólares. No era por el dinero. Ahora rompería dos dólares aquí mismo, en esta estación de subte. Díos mío, era por el dinero.

Te he perdido.

J. P. Donleavy, en Cuento de hadas en Nueva York.



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