Thursday, December 3, 2009

La vena, la arritmia, el Caribe

Esto no te va a dormir. Relajate, dice la mujer de rulos y pelo colorado mientras me acaricia el brazo izquierdo y busca, con el dedo índice, el mejor lugar para clavarme la aguja.

Me molesta que haga eso, que me revise la vena.

Respiro hondo y siento el pinchazo y no, no me duerme, pero ahora tampoco me molesta la vena.

Vamos de paseo, dice y mueve la camilla. Estoy boca arriba, tapado con una manta y veo el techo del hospital, los focos de luz. Pienso que estoy en un capítulo de Doctor House. Me río. Me da un poco de vergûenza, porque me río en voz alta.

No me doy cuenta de que estoy drogado.

Entramos al quirófano. Suena música de telo. Pienso: ésta es música de telo. Me vuelvo a reír.

Soy el encargado de la anestesia, dice el gordo, con bigotes, que se encarga de la anestesia. ¿Cuánto medís y cuánto pesás? Y mientras una mujer me dice que no me asuste, esto es oxígeno, y me mete en la nariz dos tubitos: siento aire y digo que uno setenta y dos, aproximadamente sesenta kilos, aunque sé que él ya lo sabe, me lo preguntaron en la consulta previa sin pesarme ni medirme, así que no debe ser importante aunque el dato sirva para medir cuánta anestesia poner.

Y el gordo me pregunta si tengo problemas de alergia. Digo que no. La enfermera me pone en el dedo gordo de la mano izquierda una especie de broche y empiezo a sentir el pip, pip, pip, que indica que todavía estoy vivo. ¿Y problemas cardíacos, además de esta arritmia? Y trato de decirle que nunca me habían dicho que tenía una arritmia, pero me cuesta hablar con estos tubitos de mierda en la nariz. No te asustes. Es normal. No es algo patológico. Bueno. El gordo me cae bien. ¿Podemos empezar?, le dice al otro. Al pelado, y el pelado asiente con la cabeza.

El gordo se acerca con una jeringa enorme, llena de líquido blanco y, sonriendo, me pregunta si tengo ganas de ir al Caribe. Y pienso en el Caribe y después le digo que sí, claro.

Dale. Respirá hondo.

Y respiro y veo que él aprieta la jeringa y siento un frío, delicioso, que sube hasta llenarme los pulmones.

2 comments:

ceci a. said...

qué buen post!! Muy lindo escrito! Lo que no te avisó es que más que al Caribe ibas a ir a parar a Pergamino!

Ø said...

Gracias, Ceci, no sé dónde fui a parar, pero creeme que volvería.