Monday, January 12, 2009

Un tarro transparente

Sí, está bien, le dice mi prima a mi mamá en un tono que no escucho pero supongo a media voz, confiado pero expectante, casi temeroso. Perá un segundo, le dice y se queda en silencio. Perá que mi mamá está pasando por adelante mío (no dice delante de mí, dice adelante mío) con un tarro. Un tarro transparente con formol y el riñón de mi papá.

¿Cómo?, pregunta mi mamá y repite, en voz alta, para los demás que estamos alrededor del teléfono, ¿un tarro con el riñón? Mi hermana pone cara de asco. Yo abro los ojos, tanto, y me imagino uno de esos tarros de mayonesa, grandes. Qué asco, dice mi hermana. Mi mamá sigue hablando. Después nos explica.

Le extrajeron el riñón, completo. Luego, los médicos dijeron que había que hacerle unos estudios al riñón. Lo metieron en un tarro, con formol. Y se lo dieron a mi tía. Mi tía envolvió el tarro con papel de diario, porque le daba asco, y lo guardó en el cajón de abajo de la heladera, ahí donde van las verduras.

Lo que no le dijo mi tía a mi mamá es dónde pusieron las verduras. Quizás no había verduras.

Mi tío está bien.

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