Thursday, January 30, 2014

París*





París es un lagarto dorado debajo de un puente, varios turistas a cientos de metros del piso pagando absurdos por una copa de champagne: todos al mismo tiempo, sacándole fotos a la nada. Es una estación de metro. Y otra. Y otra. Y otra. Y un subte que aunque sigue siendo subte, por un rato, se anima, sale del túnel, deja la oscuridad.


Es una calle, Henri Barbusse, en Montreuil. Una madrugada fría, una casa pequeña con estufas, cerca de una feria de quesos blanquecinos, pútridos, deliciosos; un supermercado árabe donde los empleados no hablan inglés aunque chapucean un castellano tierno y engolado.


París es Malena, su aro de nariz, bufanda, gorro, guantes, varios pulóveres en un cementerio nevado, Père-Lachaise. La gente frente a la lápida de Morrison, los que murieron alrededor: pisoteadas serán sus tumbas. París es Proust y su mausoleo, Dumas y su estación.

Crepes, lluvias, nubes, macarrons, la valija con una rueda rota, el olor del humo de ciertas chimeneas, mandarinas podridas y té chino. París es un cansancio turístico y devastador a las seis de la tarde, un quisiera irme a dormir pero sólo serán seis días y aun no fuimos al Sacré Coeur.

Caminar, perderse, Deux magots, passe de presse.

París son los turistas repetidos en la entrada del Louvre, poniendo la mano así para que la foto; porque uno no tapó la luna con el dedo pero agarró la punta de la pirámide para el Facebook.

Mapas, agua del Sena, axolotes.

París son esas monedas, doradas, metálicas, dos euros en una máquina, un recuerdo pero sobre todo la rendición ante el hecho innegable de ser un turista más. 



*Publicado en la contratapa del suplemento de Cultura del diario Tiempo Argentino.

2 comments:

Ivan Lukman said...

Paris es un asunto pendiente en mi lista, paris es donde el gran cortazar imagino a la maga, paris es amor, paris es el caminar de la mano de quien uno ama, paris es muchas cosas, paris, es paris.

Besos!

Anonymous said...

París es el cementerio, las catacumbas, los bares punks al otro lado de la ciudad, la Port de Clignancourt donde se hablan seis idiomas a la vez. Es la marginalidad del inmigrante, la oportunidad del educado, el claroscuro del hombre.