Saturday, September 15, 2012

Agua fría

Salavín cayó en una profunda meditación. Edouard fue comiéndose todas las almejas y vació su doble de cerveza. Salavín seguía soñando; con la barbilla apoyada en el pecho. En cierto momento su cara tomó una expresión tan penosa que Edouard le puso una mano sobre el hombro.

— ¿En qué estás pensando?
— En nada, en nada —dijo sobresaltado Salavín. Y añadió, al cabo de unos segundos—: me estaba ahogando.
— ¿Ahogándote?
— Sí, con la imaginación. Muchas veces me sucede.
— ¿Ahogándote... en el agua?
— Sí, en el agua fría, por la noche.

No dijo nada más e incluso se despidió de Edouard con cierta brusquedad.


George Duhamel, en Dos hombres.

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