Monday, August 17, 2009

Kiosco



La miro. No quedan dudas. Tengo que hacerlo. No sé cómo se le da un beso en la boca a una mujer, pero supongo que será igual que cuando saludo a una tía, o a una vecina del barrio, sólo que corriendo un poco la cara. Le tengo que dar un beso. Seguro le gusta. Si no, no me habría invitado a su casa. Seguro se va a quedar quieta, como sorprendida, y después va a sonreír. Sólo un beso. Un beso en la boca.

Tengo siete años y estoy en la casa de la chica más linda del grado. Estamos viendo una revista Billiken. En la foto de tapa está ella, sentada en un banco de escuela, mirando a la cámara, con una cartuchera en la mano: sonríe. Me explica que su papá conoce a uno de los jefes de la revista y que por eso la eligieron. Yo creo que la eligieron porque es linda. Ella sigue hablando, no sé de qué, sólo pienso en cómo me sentiría si me animo. ¿Le digo algo antes? ¿O le doy un beso y listo?

—¿Tenés hambre? —dice—.Vení, vamos a la cocina —. La sigo.

La casa es grande. Los techos son altos y el piso de la cocina tiene baldosas cuadradas, negras y blancas. No me animo. Me sirve Coca Cola en un vaso de vidrio. ¿Por qué me habrá invitado a mí? Un poco debo gustarle. Cierra la botella y la guarda en la heladera.

—¿Qué hacemos? —me pregunta— ¿A qué querés jugar?

Le digo que no sé, porque no me decido a tirármele encima, así, de golpe, sin pensar.

— ¿Querés que vayamos al kiosco de la vuelta a comprar a golosinas?

Y yo digo que sí, claro, y prometo, con toda la fuerza que tengo, que al volver, apenas nos hayamos sentado en el piso de su dormitorio, mientras estemos comiendo el chocolate, me voy a animar.

5 comments:

Diego said...

El nene tiene 7 años, pero lo mismo da. Sentirá eso cada vez que se enfrente a una mujer que para sus ojos es hermosa.

Ø said...

Esas cosas no cambian, ¿no?

Ari... sólo así. said...

Un círculo vicioso... eterno.

Aluminé said...

muero por saber si lo hizo. yo soy chica, y te digo que si lo invitó a la casá sólo a él, y si después le dice que vayan al kiosco, es porque ella está esperando que él la bese.

Ø said...

Me doy cuenta de que no tengo plata. Se lo digo. Dice que no importa, que ella paga. Elijo unas gomitas de gelatina, con forma de ositos. Ella, un chupetín de colores y varios caramelos. “Para que compartamos”, dice y siento un calor en el cuerpo, como si fuera invencible. Me la imagino sentada en el suelo de la pieza, abre un caramelo, yo me acerco le doy un beso. Me caigo encima y quedamos así, tirados, riéndonos. Pero no. Porque volvemos, yo estoy decidido, por fin junté las fuerzas para vencer la vergüenza, y en la puerta de la casa, antes de que podamos subir, abrir los caramelos, darnos un beso y caernos juntos está mi papá, insoportablemente puntual, que sonríe y me dice: hola, te vine a buscar.