Friday, February 27, 2009

Estatuas





En la Plaza Francia, en Recoleta, en el medio de la plaza, hay una estatua sobre un pedestal. Si uno se acerca por atrás, por la espalda de la estatua si es que podemos decir que las estatuas tienen espalda, ve un hueco. En el pedestal, que es de una especie de mármol granítico rojo, ve un hueco. Un hueco de diámetro chico. Un hueco que podría pasar desapercibido, como seguramente suceda la mayor parte de las veces, sino fuera por la mujer, muy vieja, sucia, casi desnuda, que le dice a uno ¿Ya miró por el ventanal? Y uno, en este caso yo, que camina por la plaza sin un objetivo determinado; con una mezcla de miedo, ternura y esa sensación de pobre mujer todos deben pensar que está loca, le dice que no, que todavía no, le pregunta qué hay, le sigue el juego, del otro lado del ventanal. Ella se acerca. Hay que aceptar que uno, aunque este hecho le de vergüenza y lo haga pensar en los motivos que llevan a tenerle miedo a una pobre vieja que sólo está sucia, retrocede. Sólo unos pasos. Ella dice: no tenga miedo, es sólo un secreto. Uno acepta, quizás porque se supone que debe aceptar, tal vez por lástima. Ella se acerca más, acerca su boca y dice, en voz muy bajita, el arte, el arte condensado en un hueco. Y uno que está ahí, sin nada que hacer en la Plaza Francia, dice ¿Cómo? Ella sonríe. Vaya a ver. Y fui. Si no tenía nada que hacer. Me acerqué a la estatua y puse el ojo en el hueco. Al principio no vi nada y pensé que la vieja esta loca. Después vi. Por eso escribo esto.

1 comment:

Eugenia S. said...

Cuantos montones de cosas damos por sentado. La próxima vez que me encuentre del otro lado del río me voy acercar al ventanal. ¡Mientras tanto me imagino!

:)