Wednesday, October 21, 2015
El horizonte vacío
Era un hombre austero y distante, sin rudeza, y de vez en cuando se lo veía trabajar en cubierta con el mismo rigor que los marineros. A veces se paraba, solo, en el puente, con la mirada fija en el horizonte vacío. Parecía no ver mar ni cielo, sino algo dentro de sí, como un recuerdo inacabable y lento; o tal vez el vacío del horizonte se instalaba en su interior y lo dejaba ahí, durante un buen rato, sin parpadear, petrificado sobre el puente.
Juan José Saer, El entenado.
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1 comment:
Qué lindo fragmento. Amo a Saer, ya le voy a entrar al El entenado. Todavía no me animo.
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