Pasan de la sombra al sol, de la vereda a la calle, de la calle a la vereda y del sol a la sombra de nuevo sin cambiar el ritmo de su paso y sin estar obligados a detenerse una sola vez, ya que, por una de esas casualidades, ningún auto pasa en ese momento por la trasversal.
Juan José Saer, en Glosa.
No comments:
Post a Comment