Wednesday, November 9, 2011

Progresión aritmética

Había encontrado entonces una prueba de que, en realidad, la muerte no existía. Era indudable, declaró, que no sólo los individuos en trance de ahogarse, sino todos los moribundos, veían desarrollarse en el último instante su vida entera a una velocidad fantástica, inconcebible para nosotros. Y como esta vida recordada tenía desde luego, a su vez, también un último instante, y este último instante de nuevo otro, etcétera, el morir no significaba en el fondo otra cosa que la eternidad, bajo la fórmula matemática de una progresión aritmética infinita.


Arthur Schnitzler, en Huir a las tinieblas.

1 comment:

Maniquí said...

Profundo.