
— No. Hablo solo.
— ¿Usted es Fogwill?
— Sí. Por eso hablo solo.
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En realidad, había terminado un rato antes.
—Bueno. Yo voy para allá — dijo, señaló hacia un lugar, respiró, la boca abierta, como los peces cuando los sacan del agua, y nombró dos calles que seguramente se cruzarían en algún lado
Claro que me quedaba bien. No tenía la más puta idea de si me estaba acercando o alejando de donde iba, pero compartir un taxi con Fogwill me quedaba bien. Seguro.
Paramos, subió la hija. A las tres cuadras, en aquel cruce de calles, yo me bajé.
Lo saludé con un beso.
La flechita del mouse sobre la palabra "responder" y las letras: “¿No piensa dar un taller de escritura? Quiero ser su alumno”.
Al rato, la respuesta.
"Ni en pedo. preferiría tener un taller de chapa y pintura para arreglar el auto, ya mi prosa no tiene solución: chapa mala y oxidada".
Foto: Diego Sandstede.
2 comments:
Gran contestación final. A mí también me hubiera gustado compartir carrera de taxi, aunque me dejara en el otro extremo del mundo.
Beso!
Ah, suertudo. Te dejó ese regalo, te envidio. Y a nadar, che.
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