Concluidas sus sesiones con el doctor Silverberg, Cheever (que aseguraba tener más fe en los valores terapéuticos de la astrología que en los de la psicología) informó a los que le preguntaban por los resultados de las sesiones: "lo pasé muy bien. No le conté la verdad ni una vez".
Nota al pie de Rodrigo Fresán en Diarios de John Cheever
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