
-- Su hijo dice que usted confesó que el veneno con que había matado a sus amigas estaba en los saquitos de té.
Da un respingo, responde indignada:
-- ¿Cómo en un saquito de té? ¡Si jamás se lo dije!
Jamás, se lo dije, dice, y sobre la mesa se esparce un silencio difícil.
-- Yo no lo hice, te recontrajuro por mi hijo, que es lo más grande que tengo, que yo no lo hice.
*Entrevistada por Leila Guerriero.
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