
Pescábamos.
Hacía frío y casi no había luz, faltaba poco para que amaneciera. Oí un chapoteo. Le pregunté a mi tío, pero él no había escuchado nada.
Me quedé atento y la vi.
Sacó la cabeza de abajo del agua, sonrió. Se sumergió de nuevo y vi el reflejo verdeplateado en la punta de la cola.
Tuve ganas de tirarme al agua, de ir a buscarla.
Nadar detrás, seguirla hasta el fondo del lago.