Saturday, May 10, 2008

Miedo

Le toco el timbre.

Espero. El piso del palier tiene azulejos rojo fuerte, como el color del tuco cuando hierve. Las puertas son beige y alguien, con una llave o algo con punta, escribió “Marisa” en letras desprolijas.

Claudia abre y dice “hola”. Tiene los dientes separados, la típica mirada vacía de las putas y una cadera ancha, dos veces la mía, con un jean de tela azul, que parece, va a explotar y que me hace pensar cómo carajo pude estar tanto tiempo calentándome con los gemidos de esta mujer, una de las más feas que he visto.

—Soy el vecino de abajo —digo.

Ella cambia la cara, de a poco, le aparece una mueca de miedo y ahora que escribo, busco la palabra, y encuentro: contorsión del rostro, generalmente burlesca.

No.

Su rostro no se contorsionó (no hizo movimientos anómalos del cuerpo o de parte de él, que originan una actitud forzada y a veces grotesca).

Ella sólo puso cara de miedo.


Y no me gusta dar miedo así que le extiendo los $ 300, que agarra con temor, y digo chau, bajo las escaleras saltando escalones de dos en dos, como si estuviera apurado, pensando en que este blog agoniza y en cómo uno inventa a las personas, las imagina, las crea y vuelve a armar de acuerdo a su gusto e independientemente de la apariencia y el accionar, como si fuesen muñequitos de plastilina o bolitas de pan, de esas que comía en la casa de mi abuela, una detrás de otra, antes del tuco.

Wednesday, May 7, 2008

Requiescat in pace


En este número de Brando, Ø, en blanco y negro, muere asfixiado por su ego.